¿Político apartidista?
De Gabriel Molina
El concepto de político es algo tan desgastado, que hoy en día es sinónimo de corrupción, oportunismo y mentira.
Por el buen futuro del México, es de gran importancia rescatar el concepto de la verdadera política, para que nuestros jóvenes participen en ella con conocimientos sólidos y sin prejuicios ni falsos conceptos que los alejan de esta noble y necesaria actividad.
Es noble y necesaria, porque la verdadera política busca el bien de todos los ciudadanos y el desarrollo del país. Se trata justamente de la política que las organizaciones civiles apartidistas siguen para rescatar a México del camino de destrucción que hoy amenaza a todos y que está poniendo en riesgo el futuro de estos jóvenes, indiferentes al estado de emergencia que hoy se vive en México.
Un político apartidista es un político pragmático que sigue la Realpolitik.
La Realpolitik es la política realista que considera circunstancias y factores, sin tomar en cuenta directrices de partidos. La ideología política apartidista no tiene problema para ceder en algunas cuestiones con tal de conseguir el progreso y el desarrollo de un país en los temas más importantes y prioritarios. Éste es el caso de un verdadero político, cuya actuación es fundamental en una democracia, que garantiza libertades y un estado de derecho fortalecido por instituciones autónomasy por una sociedad civil que limita y vigila al poder.
En contraste, un mal político partidista sigue irracionalmente las directrices de su partido al grado que evita acceder a toda costa, aunque eso suponga renunciar a posiciones que permitan resolver temas prioritarios para el desarrollo del Estado. Esto conduce al concepto prostituido que tanto ha desprestigiado a la clase política y que hoy sufrimos en México: el político corrupto, oportunista y mentiroso.
El presidente de un país debe ser el caso ejemplar de político apartidista que sigue los principios de la Realpolitik, en el sentido de ser neutral, renunciando a las ideologías del partido que lo llevó al poder para velar imparcialmente por los intereses de todos sus gobernados.
Por el bien de nuestro México, hagamos Realpolitik.