LA DEFENSA DE LA DEMOCRACIA

LA DEFENSA DE LA DEMOCRACIA

Eduardo Niño de Rivera

El 6 de enero pasado se transmitió a través de los principales medios de comunicación de todo el mundo la toma del Capitolio, sede del Congreso de los Estados Unidos de América, por parte de manifestantes que trataron de impedir la ratificación del triunfo de Joe Biden como presidente de ese país. Los líderes de los países democráticos inmediatamente repudiaron ese ataque brutal a la democracia de los Estados Unidos y del mundo entero. El presidente de México, exhibiendo su poca vocación democrática, mostró una actitud tolerante ante esta agresión.

La democracia es incómoda para los gobernantes porque exige transparencia y rendición de cuentas, y porque requiere procesos complejos para tomar decisiones e implementar proyectos. Si no hay mecanismos institucionales que lo impidan, a los gobiernos les resulta conveniente ignorar los procesos democráticos para esconder opacidad, abuso y corrupción, que pronto se convierten en autoritarismo e inseguridad para la sociedad.

La democracia no se da en forma espontánea, la sociedad tiene que exigirla, participar y defenderla contra amenazas de quienes, violando o manipulando las leyes, buscan adquirir o conservar privilegios. Defender la democracia significa exigir rendición de cuentas, vigilar el cumplimiento de la voluntad de la mayoría con respeto a los derechos de la minoría y manifestar inconformidad ante cualquier intento de debilitarla. Nuestra responsabilidad individual mínima es votar con conciencia. 

En artículos posteriores veremos: los procesos democráticos, los enemigos de la democracia, la importancia del voto informado, las responsabilidades de los funcionarios electos y cómo fortalecer la democracia.